Somos 5toC
Mientras que el dólar estadounidense baja, muchas de las grandes empresas en los EE. UU. perciben un gran aumento en la demanda de la exportación de sus bienes y servicios. Los consumidores observan un menor valor del dólar en las exportaciones estadounidenses y las multinacionales tratan de alcanzar a mercados más pequeños o sin explotar. De hecho, muchas de las firmas internacionales perciben la debilidad del dólar como una importante oportunidad para lograr un mayor enfoque internacional. Proporcionar al consumidor internacional la accesibilidad hacia lo que usted ofrece y lo que representa como un negocio, es más importante que nunca antes. Ahora vayamos al grano.
El informe de Common Sense Advisory acerca de “lo que no se puede leer, no se comprará”, encontró que el 85% del total de consumidores necesita información en sus idiomas nativos antes de realizar una compra. ¿Compraría una guitarra de un sitio web en ruso? Claro que no. ¿Por qué? Porque no habla ruso. Ya que el idioma inglés solamente cuenta para el 31% del uso en línea, imagínese que esta misma situación de la guitarra rusa suceda con el 69% de los clientes. Los servicios de traducción pueden facilitar precisamente lo que el mercado demanda.
Las compañías lentamente están aprendiendo que los mercados más grandes ya no tienen relación con los EE. UU. ¿Quién es entonces el consumidor internacional? ¿Dónde vive? ¿Qué idioma habla? Parece no haber una respuesta clara para estas preguntas, pero a continuación encontrarán algunas ideas de acuerdo con Econsultancy.com:
• Entre el año 2000 y 2008, el contenido en línea disponible aumentó de la siguiente forma:
Chino en un 755%
Portugués en un 668%
Árabe en un 2064%
Inglés en un 204%
• Se espera que el comercio electrónico (e-commerce) en Europa Occidental alcance €114 mil millones en 2014.
• Más de la mitad de las búsquedas de Google se realizan en otros idiomas que no son el inglés.
La caída del dólar y la lenta recuperación de la economía estadounidense señalan que mostrarse al mundo no solamente será necesario, sino que ya lo es.
Se ha sentado un precedente: somos un mundo y vamos a tener que conocernos unos a otros, ya sea a través de sitios web, productos en estanterías o un contrato.
Somos 5toC
En 1935 George Kingsley Zipf, un lingüista de la Universidad de Harvard, afirmó que la magnitud de las palabras tiende a una relación inversa, aunque no necesariamente proporcional, con el número de ocurrencias. En otras palabras, las palabras más cortas se utilizan con más frecuencia que las largas. Ahora, unos investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology) han demostrado una mejora sustancial a la ley de Zipf.
Estos investigadores descubrieron una propiedad universal del lenguaje humano: las palabras más frecuentes tienden a ser cortas, ya que hacen la comunicación más eficiente que usando palabras largas. Esto es debido a la presión de la eficacia comunicativa, tal y como Zipf conjuró. No sería práctico preguntar a todos en una cena de navidad si quieren un plato de sopa usando una palabra de 15 letras para la preposición “de”.En el “Brown University Standard Corpus”, texto de 1960 que contiene alrededor de dos millones de palabras de texto, la palabra “of” es la cuarta más usada. Por otro lado, la palabra “the” es la palabra escrita más usada en la lengua de Shakespeare, seguida de otras como: “be”, “on”, “have”, “with” y “some”; todas ellas palabras muy cortas.
Sin embargo, científicos cognitivos del MIT han revelado una mejora sustancial de la ley Zipf. Han demostrado que, en unas 10 lenguas, la previsibilidad de lo que una persona dice se ve más influenciado por la longitud de la palabra que la frecuencia con la que esa persona la usa. Esto es así, porque la longitud de una palabra es inversamente proporcional a la cantidad de información que contiene.
De esta forma, el objetivo de la investigación era relacionar la teoría de la frecuencia de las palabras de Zipf con la previsibilidad de una palabra y su longitud.
Utilizando una base de datos enorme, los investigadores estudiaron todas las posibles combinaciones de dos, tres y cuatro palabras con idea de estimar como de previsible es su utilización. Conociendo esto podrían determinar si el contexto y la previsibilidad son más determinantes que la frecuencia de uso, en el tamaño de la palabra.
Sus conclusiones fueron que la frencuencia con las que usamos las palabras es un mejor predictor que la longitud de éstas. Tal y como afirmaSteven Piantadosi, unos de los investigadores del MIT:
Me sorprendió que encontráramos este efecto en tantos idiomas: checo, holandés, inglés, francés, español, sueco, etc. Pensaba que las diferencias en la morfología, estructura de las palabras, etc. podrían modificar este hecho.