En el mundo de los negocios, el tiempo es dinero. Pero, como cualquier hombre de negocios inteligente puede decirle, a menos que el trabajo esté bien hecho, es inútil hacerlo.
La misma regla se aplica a la traducción. Para los que no saben, hay tres pasos cruciales cuando se traduce un proyecto, que llevan a cabo tres personas diferentes. El primer paso es la traducción que, dependiendo de la complejidad del proyecto y los conocimientos técnicos del traductor, puede ser muy buena o necesitar mucho trabajo.
A continuación se edita la traducción. Este trabajo lo hace un editor con experiencia, quien compara con la traducción con el documento original para asegurarse de que se ha traducido correctamente y que tiene sentido en el idioma deseado.
Luego llega el turno del corrector de pruebas, que se asegura de que no haya faltas de ortografía o de gramática, y que los nombres y los números son los que eran en el original. Es sorprendente la cantidad de errores que se encuentran.
Sin embargo, muchas veces un cliente no le da a la empresa de traducción el tiempo suficiente para completar los tres pasos y, por eso, puede que se encuentre con que el documento final no es tan perfecto como debería ser.
En particular, para proyectos largos o complejos, el paso de corrección de pruebas es fundamental. Puede costar un poco más y llevar más tiempo, pero valdrá la pena.
Así que si encuentra una agencia que le funciona, trate de ayudar a estas personas a ayudarlo, dándoles la cantidad de tiempo que necesitan para hacer un trabajo bien hecho.