Un “Americanismo” es una expresión proveniente de una de las lenguas indígenas de América, que se incorpora a otros idiomas; o bien, también puede ser una palabra propia de esos idiomas (especialmente del español y el inglés) que se ha creado o modificado en su uso por sus hablantes americanos.
Algunos ejemplos aceptados en el Diccionario de la Real Academia edición 2001 podrían ser:
- baulera. (Argentina). Cuarto trasero, generalmente en el sótano de un edificio de viviendas.
- chascoso, sa.(Perú.) De pelo enmarañado.
- chulón, na..(El Salvador). Desnudo, sin vestido.
- jetonear. (Costa. Rica) Decir mentiras o infundios.
- paramar. (Ecuador) lloviznar.
El diccionario de americanismos nació como una necesidad y una manifestación de los distintas variedades de español en toda América. Es el resultado del esfuerzo de muchos por mantener vivo el español tan diverso que hay en América Latina.
Pero además de esta compilación de Americanismos de toda América, también se creó otro diccionario exclusivo de Mexicanismos, que conceptualmente es lo mismo que un americanismo pero sólo para aquellas expresiones nativas del pueblo mexicano.
Expresiones como “chido”, “muy padre”, “el ruco ese”, “a todas margaritas”, entre otras, se hacen presentes en el Diccionario de Mexicanismos.
Una de las cosas llamativas que se observaron, una vez finalizado el proyecto del diccionario, fueron las implicancias culturales en las expresiones. Hemos analizado esto también en algunos artículos pasados.
Sobre los Mexicanismos se destacó el papel preponderante del sexismo en el español de México, un claro ejemplo lo demuestra el órgano sexual masculino, que tiene alrededor de 200 denominaciones mientras que el femenino apenas alcanza las 30.
Otro factor cultural muy arraigado es el concepto de la muerte, que genera muchas acepciones en el lenguaje del mexicano, como por ejemplo: “chupó faros”, “colgó los tenis”, “petatearse”.
Una vez más, vemos en estos dos diccionarios, el de americanismos y el demexicanismos, cómo el elemento cultural está siempre por encima de nuestro pensamiento, determinando buena parte de nuestro idioma.
Publicar un comentario