A través de la gran pantalla, y de la pequeña también, se refleja la cultura de un país en sus formas de vestir, comportamientos, comidas, celebraciones, eventos, etc.
Sin duda, en el mundo del fenómeno audiovisual se mezclan aspectos artísticos, culturales y económicos. Se dice que el cine, además de ser el séptimo arte, es industria; un pilar importante para la supervivencia de las diferentes culturas nacionales y continentales y, a través de él, podemos conocer otros países, personas, culturas.
Los largometrajes siempre tienen algo de documental porque van cargados de información sobre el país de origen. A través del doblaje y del subtitulado, ese cine llega a un público más amplio. No hay fronteras. Probablemente, en el pueblo más pequeño, perdido y aislado de España, sean capaces de reconocer paisajes de cualquier otro país, formas de vestir, ciudades y países lejanos, aunque sus habitantes nunca hayan tenido la oportunidad de visitarlos.
Al doblar las películas, éstas se convierten en un producto bicultural. Vemos a Brad Pitt expresándose como podríamos hacerlo nosotros, con nuestros modismos y nuestras expresiones idiomáticas. De hecho, tenemos dos elementos fundamentales: la imagen, que representa a una cultura y que es inamovible; y, una lengua, distinta en cada país dónde se realiza el doblaje, con sus características propias.
El traductor no sólo requiere de una formación lingüística, sino también debe estar familiarizado con la cultura de ambas lenguas para poder transmitir correctamente el mensaje y hacer bien su trabajo, de ahí la importancia que tiene la cultura, el referente cultural, en traducción. Esta tarea no es fácil en ningún tipo de traducción, pero menos aún en el doblaje audiovisual, cuando tenemos una imagen que complementa lo que se está escuchando y que, muchas veces, al traducirlo literalmente, texto e imagen se contradicen.
Por otra parte, el espectador no siempre entiende las connotaciones culturales y sociales insertas en un texto audiovisual y, por este motivo, se han establecido estrategias de traducción para buscar equivalentes formales, por ejemplo: préstamo, traducción directa, paráfrasis, adaptación a la cultura de la lengua destino, etc. Pero para resolver problemas de tipo cultural en el caso de la traducción audiovisual se han hecho pocas aportaciones. La estrategia más utilizada sea quizá la deadaptación cultural, la cual conlleva algunos riesgos, ya que cambiar un personaje famoso por otro, una fecha histórica, un nombre de pila, etc., que cumpla una función muy específica, puede hacer que el espectador se confunda y se interrumpa la comunicación. Por eso, es importante que el traductor analice el grado de cercanía de las dos culturas y el conocimiento que el público, a quien va dirigida la traducción, tiene de la cultura origen.
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