Algo que aparece a menudo en las traducciones del inglés al español es el uso de pronombres en femenino y masculino (“(s)he”) al hablar de personas en general, o el uso de “él” y “ella” indistintamente a lo largo del mismo texto.
Si bien estamos en un mundo moderno donde la teoría da por sentada la igualdad de géneros, la realidad y la práctica muestran que traducir literalmente esta forma complica la lectura de un texto. Por ejemplo, “Asegúrese de que el enfermero/ la enfermera haya avisado al doctor/ a la doctora…” termina siendo un trabalenguas que dificulta la comprensión del mensaje y, por ende, la comunicación efectiva.
Tanto en Latinoamérica como en España, continúa siendo ampliamente aceptado el uso del pronombre masculino o la opción masculina, a menos que se haga referencia a una persona específica. Claro que, siempre que podamos, debemos usar términos neutros como “persona”, “personas”, “gente” para referirnos a hombres o mujeres sin identificar.
De todas maneras, cuando los clientes son compañías multinacionales o las traducciones están destinadas a Norteamérica, siempre es conveniente consultar con el cliente para saber qué política de género tiene la empresa y cómo prefiere que se refleje en sus comunicaciones.
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