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transcription 10 300x225 La transcripción y traducción de archivos de audio o videoPara obtener la traducción de un archivo de audio o de video, primero es necesario transcribirlos. Pero primero debemos explicar que transcribir. Simplemente es la conversión de un archivo de audio o de video en un archivo de texto. Por más que parezca algo simple, este proceso requiere de cierto tiempo.

Los pueden provenir de diferentes situaciones, por ejemplo:

  • Grabaciones de reuniones o conferencias
  • Juicios orales
  • Conversaciones telefónicas
  • Clases magistrales
  • Entrevistas
  • Grupos focales, o “focus groups
  • ¡Y mucho más!

En general, el tiempo requerido para realizar una varía según el proyecto, teniendo en cuenta ciertos factores: , tema, personas involucradas en la conversación, diálogo, clase, etc., , entre otros. Esto quiere decir que no es lo mismo transcribir una clase magistral dictada por un profesor en una institución educativa sobre biología que transcribir una conversación grabada de manera precaria entre dos personas sin demasiados recursos lingüísticos o un juicio oral donde no sólo se utilizan muchísimos vocablos específicos del campo en particular, sino que también se podría utilizar vocabulario tosco o grosero.

Entonces, si tenemos en cuenta todos estos factores, ¿cómo se calcula el tiempo necesario para realizar una ? Y otra pregunta muy importante es: ¿cómo se cobra una ?keyboard headphones 300x208 La transcripción y traducción de archivos de audio o video

Grosso modo, se calcula que por 1 minuto de audio, se necesitan 4 minutos de . Es decir, por 15 minutos, se requiere 1 hora. También se calcula que, en 1 minuto de audio, se dicen de 120 a 180 palabras. Es decir, un promedio de 10.800 palabras por hora, siempre y cuando la persona que habla tenga un ritmo de discurso “normal”. Siempre hay que tener en cuenta los factores ya mencionados, para poder calcular lo más precisamente posible el tiempo de trabajo necesario.

Una vez que el transcriptor termina, se le pasa el texto al traductor para que realice su trabajo.

¿Quién dijo que esto iba a ser fácil?

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flags of the world by condottieropng ¿Qué es la localización?En el caso específico de la traducción, la se refiere a cómo se adapta un idioma a una cultura o país específicos, para que la audiencia a la que va dirigido el texto lo comprenda como si lo hubiera escrito un nativo. No sólo se localizan las palabras en sí mismas, a fin de reflejar las diferencias de ortografía y las disparidades en el uso de las palabras, sino que también se plasman aspectos como los formatos de fecha y números, divisas, sistemas de medición, números telefónicos, imágenes, que también se adaptan a la audiencia o al país meta para que el texto se ajuste perfectamente a su cultura.

La constituye un servicio fundamental para los negocios que pretenden expandirse a nivel global. No solamente estos negocios deberán traducir su material a distintos idiomas, sino que también requerirán localizar su material si un producto o servicio debe usarse en una determinada región. A menudo este servicio se incluye en el proceso de traducción, si bien los clientes deberán detallar específicamente que solicitan este servicio, al igual que la variedad lingüística del idioma meta que pretenden. Por ejemplo, si una empresa española desea traducir su material para los mercados angloparlantes, hay que evaluar la variedad lingüística de inglés (estadounidense, británico, australiano, etc.). Si su producto o servicio se utilizará principalmente dentro de Europa, es probable que soliciten una traducción al inglés británico, debido a la cantidad de hablantes de inglés británico de esa región.

Una de las principales ventajas de este servicio es la atención personalizada de sus clientes, ya que podrá comunicarse con ellos en un idioma que comprendan.

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En el año 2004 se llevó a cabo una encuesta a miles de lingüistas de todo el mundo para evaluar qué términos, frases, expresiones eran las más difíciles de traducir .
¿Qué produce que ciertos términos sean tan difíciles de traducir?
¿Todos los términos tienen un equivalente en todos los otros idiomas?
¿O existe un que condiciona nuestro idioma? A veces un término existente en una cultura determinada puede no existir en otra, por el simple hecho de que ese concepto no existe culturalmente en la otra.

Veamos algunos de los términos más complejos al momento de encontrarles una traducción:

Ilunga: es la palabra más difícil de traducir del mundo. Pertenece al idioma tshiluba o luba-kasai, que hablan más de seis millones de personas en la Republica Democrática de Congo. El ilunga es la persona capaz de perdonar un abuso u ofensa por primera vez, de tolerarlo una segunda vez, pero nunca una tercera.

Shlimazl: termino de la lengua yiddish. Designa a aquella persona que es desafortunada de una manera crónica..

Radioukacz: palabra polaca, que se refiere a una persona que trabajaba en funciones de telegrafista para los movimientos de resistencia en la Rusia soviética.  Palabras muy difíciles de traducir

Naa: es un termino japonés, que se usa solo en la zona de Kansai, para poner énfasis en frases o dar la razón a alguien.

Altahmam: palabra árabe que designa un tipo específico de tristeza muy profunda.

Gezellig: es un adjetivo holandés, que designa un lugar al que podríamos calificar como acogedor, íntimo, agradable…

Saudade: termino portugués que se refiere a un cierto tipo de nostalgia.

Selathirupavar: procede de la lengua tamil, y designa cierto tipo de absentismo escolar.

Pochemuchka: palabra rusa que se refiere a aquella persona que formula muchas preguntas.

Klloshar: termino albanés que designa a aquel hombre que es un perdedor.

También hay otras palabras en otros idiomas que no tienen su equivalente en todos los idiomas.. Por ejemplo, para los esquimales hay muchos términos que indican las distintas tonalidades del blanco de la nieve… En cambio, para algunos es sólo blanco…

¿Es sólo traducir? ¿O es interpretar en otro idioma?

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La respuesta es simple:

1. La traducción ofrece mayores .

Comprender claramente las ventajas de comprar productos o adquirir servicios es un requisito ineludible para la venta. Evidentemente, nadie comprará algo que no sabe para qué le resulta útil. ¿Por qué gastar dinero, especialmente en un contexto económico de crisis, si lo que compro no cambia en nada la situación actual? El empresario invierte dinero para resolver problemas que hoy le resultan engorrosos y costosos. Es por eso que necesita comprender con claridad qué solución le brinda el nuevo producto o servicio que adquiere.

2. La traducción mejora la .

El plurilingüismo habla bien de su amplitud de criterios en cuanto a los posibles clientes, de distintas partes del mundo. Hoy por hoy, el empresario no puede pensar en “micro” mercados, sino en “macro” mercados. ¿Por qué pensar solamente en los posibles clientes de Estados Unidos y no en los de Oriente? Todo cliente es necesario y bien recibido, ya que con todos se puede llegar a interesantes acuerdos económicos. La globalización de la economía hace que más allá de las distancias, y de los idiomas, todas las empresas tengan problemas similares. Esta es la razón por la cual la solución que encontró un empresario le puede servir al mundo entero, no solo a sus compatriotas.

3. La traducción reduce los .

Debido a que los clientes comprenderán claramente las ventajas y la forma de utilizar sus productos o servicios, ahorrará costos en Atención al Cliente y Asistencia Técnica. Y en un momento de crisis económica como el actual, ahorrar costos es el objetivo inmediato de muchas empresas de primer nivel. Si bien el Departamento de Asistencia Técnica y el de Atención al Cliente son necesarios, es importante encontrar soluciones inmediatas para agilizar las tareas que se desarrollan en el sector productivo y evitar tiempos de espera e interrupción de las actividades.

Por todas estas razones, la traducción es una inversión rentable que resulta ineludible en el mercado global actual.

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Cuando una persona o empresa necesita una traducción, muchas veces considera que el camino más económico y sencillo es hacerlo por su cuenta. Alguien conoce a alguien que habla el idioma al que debe ser traducido el documento… ¿qué puede ser más fácil y barato?

Antes de responder a esa pregunta, déjenme contarles lo que le sucedió a una persona a quien llamaremos Marta y que es dueña de una pequeña empresa. Marta tenía un documento de 20 páginas, con texto y gráficos, para traducir del español al inglés y al portugués. Decidió pasárselo a un amigo que “sabía bien inglés” y a una persona que conocía en Brasil; después enviaría las traducciones a su diseñadora de siempre para copiar el formato original.

Fácil, ¿no?

Bueno, eso parecía. Hasta que Marta se topó con una serie de inconvenientes (mayores y menores) que le hicieron pensar en qué se había metido. En primer lugar, le explicó a cada traductor lo que tenía que hacer, le dio una fecha de entrega, y supuso que no volvería a saber de ninguno de ellos hasta ese momento. Pero ambos volvieron a comunicarse con ella la semana siguiente, contándole diversos problemas: a uno se le había roto la PC y no sólo había perdido el trabajo sino el archivo original, que necesitaba de vuelta; el otro había estado enfermo, y necesitaba dos días más de plazo para completar el trabajo.

Cuando finalmente Marta tuvo las traducciones en sus manos (una semana después de la fecha esperada), se dio cuenta de que no estaban tan bien como esperaba. En inglés, sobre todo, le sonaba decididamente mal. No era que no se entendía; era que había errores y, para muchas cosas, una mejor manera de decirlas. Le llevó otros dos días – dos días en los que no pudo hacer el resto de su trabajo – revisar, corregir y controlar la consistencia de determinados términos que le parecían clave. Luego le envió a su diseñadora el original y las traducciones.

Esa misma noche, en medio de la cena familiar, recibió un llamado de la diseñadora diciendo que le faltaban textos. A la mañana siguiente, muy temprano, tomó un taxi y fue al estudio donde descubrió, azorada, que los gráficos y tablas estaban sin traducir y que todas las referencias habían quedado fuera de lugar. Marta se quedó todo el día en el estudio de la diseñadora, trabajando codo a codo con ella para lograr que los documentos traducidos estuvieran listos para la presentación del día siguiente. Afortunadamente, la amenaza de tormenta y el consecuente corte de energía eléctrica se desvanecieron con el correr de las horas.

¿El resultado final? Unos documentos “pasables”, que podrían haber estado perfectos usando mucha menos energía. La enseñanza de la Ley de Murphy – “Todo lo que puede salir mal, saldrá mal”- es que es importante considerar todas las posibilidades, sobre todo cuando el factor humano tiene tanto peso. Por ejemplo:

  • Los amigos no son necesariamente los mejores traductores. Ni los asistentes, como en este caso del famoso letrero en galés.
  • Salvo raras excepciones, sólo los traductores nativos pueden hacer que un texto parezca original y no “traducido”, evitando cualquier tipo de ruido en la comunicación.
  • A menos que se tenga un sólido conocimiento del idioma de destino de la traducción, es necesario que otra persona que lo tenga haga el control de calidad.
  • Un equipo de traductores, editores y diseñadores – coordinados por una sola persona, un director de proyecto, y con muchos recursos tecnológicos a disposición – puede enfrentar mejor las contingencias que un individuo.

Aunque resulte obvio, el tiempo invertido en todo el proceso ES dinero. Taxis, llamados telefónicos, días de trabajo perdidos, servicio de niñera, estrés y horas de sueño perdidas… todo eso puede medirse en términos económicos y compararse con los de una agencia.

Lo peor tal vez sea que el resultado final no fue óptimo. Entonces, la respuesta a la pregunta inicial es que una agencia de traducción profesional puede ser el camino más sencillo y, a la larga, el más económico.

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taxi11 300x201 Cuando el tiempo es dineroCuando una persona o empresa necesita una traducción, muchas veces considera que el camino más económico y sencillo es hacerlo por su cuenta. Alguien conoce a alguien que habla el idioma al que debe ser traducido el documento… ¿qué puede ser más fácil y barato?

Antes de responder a esa pregunta, déjenme contarles lo que le sucedió a una persona a quien llamaremos Marta y que es dueña de una pequeña empresa. Marta tenía un documento de 20 páginas, con texto y gráficos, para traducir del español al inglés y al portugués. Decidió pasárselo a un amigo que “sabía bien inglés” y a una persona que conocía en Brasil; después enviaría las traducciones a su diseñadora de siempre para copiar el formato original.

Fácil, ¿no?

Bueno, eso parecía. Hasta que Marta se topó con una serie de inconvenientes (mayores y menores) que le hicieron pensar en qué se había metido. En primer lugar, le explicó a cada traductor lo que tenía que hacer, le dio una fecha de entrega, y supuso que no volvería a saber de ninguno de ellos hasta ese momento. Pero ambos volvieron a comunicarse con ella la semana siguiente, contándole diversos problemas: a uno se le había roto la PC y no sólo había perdido el trabajo sino el archivo original, que necesitaba de vuelta; el otro había estado enfermo, y necesitaba dos días más de plazo para completar el trabajo.

Cuando finalmente Marta tuvo las traducciones en sus manos (una semana después de la fecha esperada), se dio cuenta de que no estaban tan bien como esperaba. En inglés, sobre todo, le sonaba decididamente mal. No era que no se entendía; era que había errores y, para muchas cosas, una mejor manera de decirlas. Le llevó otros dos días – dos días en los que no pudo hacer el resto de su trabajo – revisar, corregir y controlar la consistencia de determinados términos que le parecían clave. Luego le envió a su diseñadora el original y las traducciones.

Esa misma noche, en medio de la cena familiar, recibió un llamado de la diseñadora diciendo que le faltaban textos. A la mañana siguiente, muy temprano, tomó un taxi y fue al estudio donde descubrió, azorada, que los gráficos y tablas estaban sin traducir y que todas las referencias habían quedado fuera de lugar. Marta se quedó todo el día en el estudio de la diseñadora, trabajando codo a codo con ella para lograr que los documentos traducidos estuvieran listos para la presentación del día siguiente. Afortunadamente, la amenaza de tormenta y el consecuente corte de energía eléctrica se desvanecieron con el correr de las horas.

¿El resultado final? Unos documentos “pasables”, que podrían haber estado perfectos usando mucha menos energía. La enseñanza de la Ley de Murphy – “Todo lo que puede salir mal, saldrá mal”- es que es importante considerar todas las posibilidades, sobre todo cuando el factor humano tiene tanto peso. Por ejemplo:

  • Los amigos no son necesariamente los mejores traductores. Ni los asistentes, como en este caso del famoso letrero en galés.
  • Salvo raras excepciones, sólo los traductores nativos pueden hacer que un texto parezca original y no “traducido”, evitando cualquier tipo de ruido en la comunicación.
  • A menos que se tenga un sólido conocimiento del idioma de destino de la traducción, es necesario que otra persona que lo tenga haga el control de calidad.
  • Un equipo de traductores, editores y diseñadores – coordinados por una sola persona, un director de proyecto, y con muchos recursos tecnológicos a disposición – puede enfrentar mejor las contingencias que un individuo.

Aunque resulte obvio, el tiempo invertido en todo el proceso ES dinero. Taxis, llamados telefónicos, días de trabajo perdidos, servicio de niñera, estrés y horas de sueño perdidas… todo eso puede medirse en términos económicos y compararse con los de una agencia.

Lo peor tal vez sea que el resultado final no fue óptimo. Entonces, la respuesta a la pregunta inicial es que una agencia de traducción profesional puede ser el camino más sencillo y, a la larga, el más económico.

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Un buen título puede invitarnos a leer una nota, a comprar un libro, a ver una película. De la misma manera que un título pobre puede desmotivarnos de hacer alguna de estas actividades.
Es por eso que un título amerita dedicarle toda la atención. Entonces, ¿por qué los títulos de algunas películas siguen siendo tan poco tentadores? Y muchas veces, hasta engañosos con la trama de la misma película que pretender promocionar.
Aquí encontramos algunos ejemplos:

  • I LOVE YOU, PHILLIP MORRIS

Es “Una pareja despareja”. También narra la historia sobre una relación homosexual, en la que Steven Russell (Jim Carrey) le declara a gritos su amor al mismo Philip Morris del título original. Entonces, “Una pareja despareja” pareciera ser un título que no le hace justicia a la historia. Además de sonar bastante recurrente. Cómo se eligen los títulos de las películas

  • SUPERBAD

“Superbad” y “Supercool” son prácticamente antónimos. ¿Se ignoró la clase de humor de esta nueva comedia estadounidense? ¿O sencillamente nunca se observó esta connotación?.

  • SIXTEEN CANDLES

La película no cuenta sobre un chica que busca novio, como se tradujo (“Se busca novio”), sino todo lo contrario. Ella sí sabe qué chico quiere. Y los conflictos de Sam comienzan cuando su familia se olvida de su cumpleaños. Y, en el final, el chico le regala una torta con sus 16 velitas.

¿Será que no se puede ser fiel a la película y atractivo al público al mismo tiempo? De todas maneras, las traducciones, lejos de responder a su título original, tampoco son el resultado de una mente inspirada en favor del Marketing….

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Como en cualquier otro sector, la determinación de lo que uno quiere es esencial para que el producto final que reciba sea de su total agrado y satisfacción. Si yo voy a una modista y le digo que me quiero hacer un vestido de noche, lo más probable es que me pida que le detalle lo que aproximadamente quiero, es decir, color del vestido, la tela que prefiero utilizar, si quiero que sea más bien atrevido o con un corte conservador, de qué presupuesto aproximado dispongo, etc….Otra cosa distinta es que le diga “lo dejo en tus manos” y luego no podré quejarme del producto que reciba.

En el ámbito de la traducción pasa un poco lo mismo, a veces, para las personas que no están acostumbradas a contratar este tipo de servicios es un poco raro hacerles ver que una traducción también está llena de matices, cuestiones ortotipográficas, terminológicas, etc., algo que sería de interés detallar desde el primer momento.
Cuando un cliente llama porque necesita
al español, por ejemplo, lo más probable es que el vendedor que lo atienda le pregunte a qué español lo quiere. De repente, el potencial cliente se queda un poco “desconcertado” pues no se planteó que hubiese diferentes ; asimismo, suele pasar también que se haga una , pero incluso entre los países latinoamericanos hay diferencias palpables que podrían repercutir en la calidad final del texto que el cliente espera recibir.
Otro ejemplo (y sigo con el par de lenguas inglés-español) lo tenemos con el uso de las mayúsculas. Si el texto que tenemos en cuestión es del ámbito publicitario o de marketing, lo más probable es que el texto en inglés esté plagado de palabras en mayúsculas. El uso correcto de las mayúsculas en el español se define perfectamente en la Real Academia de la Lengua y está bastante acotado. Sin embargo, no ocurre lo mismo en el inglés donde su uso es muchísimo más habitual; un ejemplo lo tenemos en los títulos, donde lo más probable es que todas las palabras vayan en mayúsculas; en español, por contra, sólo la primera letra del título debe ir en mayúsculas, el resto debe permanecer en minúscula. Si el cliente quiere resaltar determinados aspectos del texto como lo hace el inglés, deberá indicarlo al vendedor para que pueda transmitir dicho deseo a la persona encargada de la traducción, pues lo habitual es regirse por las normas ortotipográficas de nuestra lengua que ya hemos comentado que limita su uso indiscriminado.
Existen multitud de ejemplos que podrían citarse, pero mi intención básica es remarcar que un buen “
” debe orientar a su cliente sobre lo que desea, guiarlo para que entienda el servicio que está contratando y que su sastisfacción al recibirlo sea total y no haya ningún tipo de sorpresa inesperada.