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Imagina un mundo sin traductores: ¿Cómo nos comunicaríamos entre nosotros? Con casi 7.000 idiomas hablados alrededor del globo, el intercambio cultural y económico sería imposible. Los líderes de las naciones no podrían hablarse entre si. Los descubrimientos científicos no podrían compartirse. Los libros solo los podrían leer quienes hablaran el idioma del autor. Se pararía el tráfico entre fronteras. Las noticias de último momento solo alcanzarían a unos pocos elegidos. No se realizarían los Juegos Olímpicos. Las naciones necesitadas no recibirían asistencia de otros más afortunados.

Los traductores profesionales, intérpretes y terminólogos representados por las asociaciones miembros de la FIT construyen puentes entre las culturas y facilitan la comunicación que crea prosperidad y enriquecimiento cultural. Son agentes de paz y entendimiento mutuo. Abren las literaturas nacionales al mundo. Posibilitan la asistencia internacional en áreas de desastre. Son la voz de los políticos, religiosos y líderes intelectuales, y todas las otras personas que influyen en nuestras vidas diarias. Son los guardianes de la información. Son embajadores culturales. Son absolutamente indispensables.


Gracias a los traductores, intérpretes y terminólogos, la gente alrededor del mundo puede preservar su legado cultural mientras son participantes activos en la “aldea global”. La diversidad cultural hace que nuestro mundo sea un lugar mejor, pero tenemos que entendernos para evitar conflictos internacionales y ayudarnos en tiempos de necesidad. Tenemos que entendernos para apreciar nuestras diferencias culturales. 

Se fomenta que las instituciones miembros marquen el Día Internacional del Traductor con actividades que eleven la conciencia entre el público de esta importante función de traductores, intérpretes y terminólogos como también se les pide a los profesionales la oportunidad de celebrar su oficio. Destacando las diferentes culturas representadas dentro de la asociación, con presentaciones de los desafíos de la adaptación cultural cuando se traduce, o al considerar el rol de los traductores, intérpretes y terminólogos en eventos mundiales, solo como pocos ejemplos. De la forma en que lo hagas, ¡has de este 30 de septiembre un día de celebración!


¡¡Feliz día a todos mis colegas!!

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De todos es sabido que en español el verbo tiene que concordar en número con el sujeto. Así, decimos Mi alumno no vino el viernes o Mis alumnos no vinieron el viernes. El que el verbo adopte la forma singular (vino) o plural (vinieron)depende de lo que le vaya marcando el sujeto.
Hasta aquí todo bien. Las complicaciones llegan cuando empezamos a fijarnos en ciertos casos particulares de concordancia. Uno de ellos es el que encontramos cuando el sujeto está encabezado por las expresiones infinidad de…, multitud de…, cantidad de…:
(1) Infinidad de estudiantes se agolpaban el jueves a las puertas de la discoteca
(2) Multitud de estudiantes regresaron el viernes de la discoteca
(3) Cantidad de estudiantes consumieron aspirina el viernes
Las tres expresiones indicadas arriba contienen un sustantivo cuantificativo(infinidad, multitud, cantidad). Estos sustantivos se denominan así porque su significado contiene una idea de cantidad. Además, las tres tienen en común la ausencia de determinante. Pues bien, en estos casos, es obligatorio que el verbo concuerde en plural, como lo hace en (1)-(3). En realidad, el sustantivo con el que se está estableciendo la concordancia en las tres oraciones es estudiantes. Es incorrecta la concordancia en singular con infinidad, multitud o cantidad:
(4) Infinidad de estudiantes se agolpaba
(5) Multitud de estudiantes regresó
(6) Cantidad de estudiantes consumió
La cosa cambia, eso sí, en cuanto aparece por medio un determinante. En ese caso, son correctas las dos concordancias:
(7) Una infinidad de estudiantes se agolpaba/agolpaban a las puertas de las discotecas
(8) Una multitud de estudiantes regresó/regresaron de la discoteca
(9) Una gran cantidad de estudiantes consumió/consumieron aspirina
Todo esto forma parte de un fenómeno más amplio que se denomina concordancia ad sensum, es decir, concordancia por el sentido. Nos iremos ocupando de la cuestión en sucesivas entradas, pero, de momento, baste con esta píldora (o aspirina).
Nota: Es completamente normal que mis alumnos no vengan los viernes. Los viernes no tienen clase.
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Sala de los espejos (China 2010)


A sí mismo
, así mismo y asimismo tienen un sonido prácticamente 

igual, pero significan cosas distintas.

La grafía a sí mismo está formada por la preposicióna, el pronombre reflexivo  y el adjetivo mismo, que por ser adjetivo admite variaciones de género y número (‘a sí misma’, ‘a sí mismos’, ‘a sí mismas’): «Los tres ediles se votaron a sí mismos en la investidura».
Las formas así mismo asimismo se emplean indistintamente cuando su significado es el de‘también o además: «Así mismo, señalaba que no se ha planteado en ningún momento formar equipo de Gobierno»; «Asimismo señalan que el cambio climático provocará una disminución del área de distribución de muchas especies forestales».
También se escribe así mismo, en dos palabras, cuando se trata del adverbio así y del adjetivo mismo, en el que este último funciona como refuerzo y puede omitirse: «Lo hizo así (mismo)». 
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La notación de la hora es uno de los temas que suscitan más dudas a los hispanohablantes, sobre todo en la era de la revolución digital, cuando los grandes centros exportan grafías novedosas que conquistan a muchos por su pretendida modernidad. La Real Academia Española expone en su sitio web las normas para escribir la hora en nuestra lengua. 

Para expresar la hora se utiliza la serie de los números cardinales, de acuerdo con dos modelos diferentes: 

a) Aquel en que se utilizan solo los números del 1 al 12 y se añade, en caso de ser necesario, la indicación del tramo del día en el que se incluye la hora que se expresa: «de la mañana» (desde que sale el sol hasta el mediodía, o desde la medianoche hasta que amanece): A las nueve de la mañana hacía ya un calor insoportable; Me desperté a las tres de la mañana y ya no pude conciliar el sueño; «de la tarde» (desde el mediodía hasta que el sol se pone): Contraerán matrimonio mañana, a la una de la tarde; Falleció en su casa a las seis y cuarto de la tarde; «de la noche» (desde que anochece hasta la medianoche): No llegaron hasta pasadas las once de la noche; La puerta se cierra a las doce en punto de la noche; «de la madrugada» (desde la medianoche hasta que amanece): A las tres de la madrugada el frío era insoportable; Una llamada telefónica lo despertó a las cuatro y media de la madrugada. No es correcta la expresión *doce de la tarde, usada en lugar de doce de la mañana, del día o del mediodía. Para indicar las principales fracciones horarias se utilizan las expresiones en punto, y cuarto, y media y menos cuarto; en algunos países americanos como Chile, Venezuela, Perú, México y Ecuador, en lugar de menos cuarto se emplea la fórmula un o al [Méx.] cuarto para...: «Empiezo muy temprano, un cuarto para las siete» (Época [Chile] 11.7.97); «Era un cuarto para las diez» (Vargas Llosa Conversación [Perú 1969]); «El sol sale a un cuarto para las seis» (Morón Gallo [Ven. 1986]); «Al cuarto para la una cierra el templo» (Elizondo Setenta [Méx. 1987]). El modelo de doce horas es el más utilizado cuando la hora se escribe con letras, y el más común en textos literarios y periodísticos. No obstante, este sistema también puede utilizarse si se opta por escribir la hora con cifras; pero, en ese caso, para evitar ambigüedades, deben emplearse, tras los números, las abreviaturas a. m. (del lat. ante merídiem ‘antes del mediodía’) y p. m. (del lat. post merídiem ‘después del mediodía’): 5.30 a. m. (‘cinco de la mañana o de la madrugada’) y 5.30 p. m. (‘cinco de la tarde’). Para las doce de la mañana se recomienda el empleo de la abreviatura m. (del lat. meridies ‘mediodía’): «Estudiantes con carné, gratis antes de las 12 m.» (Tiempo [Col.] 28.4.97). 

b) Aquel en que se utilizan los números del 0 (para las doce de la noche) al 23, que presenta la ventaja de no requerir precisiones adicionales, ya que cada hora del día le corresponde un número diferente. Este modelo se expresa con preferencia en cifras, en lugar de letras, y se usa especialmente en contextos en que se requiere la máxima precisión con el mínimo de elementos: El autobús saldrá a las 15.30 h de la plaza de España. Aunque es menos común su empleo cuando la hora se escribe con letras, no faltan ejemplos de ello en contextos particulares, como demuestran los ejemplos siguientes: «Ingresó el 10 de octubre de 1930, a las diecinueve horas» (Baroja Vuelta [Esp. 1944-49]); «El sol se había puesto a las diecisiete y, a pesar de las nubes, pude bajar un par de astros» (Fogwill Cantos [Arg. 1998]); «[La campaña] comenzará oficialmente a las cero horas del viernes» (Vanguardia [Esp.] 2.11.95).

3. Como ya hemos visto, la expresión de las horas puede hacerse mediante letras o mediante números, y ello depende, básicamente, del tipo de texto de que se trate:

a) En textos literarios y periodísticos, así como en cualquier otro tipo de texto en que la precisión horaria no es un factor de especial relevancia, la hora se escribe preferentemente con letras: Su padre lo llamó a las diez de la noche para recordarle que debía acompañarlo al médico al día siguiente.

b) En horarios, convocatorias, actas, informes técnicos o científicos y cualquier otro tipo de texto en que la precisión en la indicación de la hora es un factor relevante, se utilizan preferentemente las cifras: La cena se servirá a las 22.30 en el comedor principal. Se ruega puntualidad.

No es recomendable mezclar el uso de letras y cifras; así, es preferible escribir las diez de la noche que las 10 de la noche.

En el uso de letras o cifras también influye el hecho de que se trate de horas exactas o aproximadas. En la expresión aproximada de las horas no suelen utilizarse cifras, sino letras, y se emplean fórmulas como alrededor de, hacia, y pico), pasadas, etc.: «La orquesta debía comenzar a las ocho y eran las diez pasadas» (Vargas Llosa Casa [Perú 1966]); «Hacia las ocho de la tarde dieron por acabada la audiencia» (GaPavón Reinado [Esp. 1968]); «Aparecía por la clínica diariamente, alrededor de las cinco de la tarde» (Marsé Tardes [Esp. 1966]); «Serían las dos y pico de la tarde» (Chávez Batallador [Méx. 1986]). Cuando se expresan horas exactas, puede optarse por utilizar letras o números, teniendo en cuenta las preferencias señaladas anteriormente en función del tipo de texto.

4. Cuando se utilizan cifras en la expresión de la hora, hay que tener en cuenta lo siguiente:

a) Para separar las horas de los minutos, puede optarse por el uso del punto o de los dos puntos: 17.30 o 17:30.

b) Opcionalmente, puede emplearse tras las cifras el símbolo h (‘hora’), que, como todos los símbolos, debe escribirse sin punto (salvo, naturalmente, que se trate del punto que marca el final del enunciado): 17.30 h o 17:30 h. También es posible desglosar la mención de horas y minutos, e incluso segundos, utilizando para ello los símbolos correspondientes: La bomba se lanzó a las 15 h 24 min 12 s en un remoto paraje de Siberia. Este desglose es más común cuando se quiere expresar no tanto el momento en que ocurre un hecho, como su duración, especialmente en contextos científicos, deportivos y cualesquiera otros en que la precisión es esencial: El período de rotación de Marte es de 24 h 37 min 23 s; El primer clasificado hizo un tiempo de 13 h 35 min 14 s; El tiempo de cocción es de 2 h 40 min.

c) Las horas en punto se expresan mediante dos ceros en el lugar que corresponde a los minutos: 22.00 o 22:00. Pueden omitirse los dos ceros si tras la indicación de la hora se escribe el símbolo h. El acto comenzará a las 22 h.

d) Cuando se utilicen las abreviaturas a. m., m. y p. m., no debe usarse, además, el símbolo h, por ser evidente que se trata de una referencia horaria. Lo correcto es escribir 17.30 h, 5.30 p. m. (o 17:30 h, 5:30 p. m.).
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Dentro de casi todDacier2 296x300 Las traducciones de Anne Dacieros los campos hay personas célebres y memorables, admiradas por quienes trabajan en la misma rama. Estos personajes por lo general trascienden su área y son reconocidos mundialmente. Sin embargo, esto no sucede a menudo en la . ¿Por qué ocurre?
Es difícil de contestar la pregunta anterior. Pero, como gremio, tal vez sería un buen momento para rescatar del olvido y recordar a quienes han ayudado a la traducción a ser lo que es, especialmente ahora que se acerca el Día Internacional de la Traducción.
Por ejemplo, , traductora e intelectual francesa, se puede considerar un pilar de la traducción. Su nombre original fue Anne Le Fèvre Dacier, aunque era conocida como Madame Dacier. Traducía principalmente del griego al francés, y logró, de esta forma, que los escritos de la Grecia antigua llegaran a la población francesa.
Su traducción más notoria fue la que hizo de La ilíada, un acontecimiento en las letras francesas que la elevó a la fama y acercó a Homero a un público francés que lo desconocía. Nueve años después tradujo La odisea. A raíz de estas publicaciones surge una controversia entre ella y Antoine Houdar de la Motte, que finalmente concluye durante una cena en la cual ambos beben a la salud de Homero.
Dacier murió en 1720 en el Louvre, a la edad de 66 años.
Como traductores, es importante volver la mirada al pasado de vez en cuando y evocar a estas figuras importantes de nuestra área de estudio.
Así que, ¡a su salud, Madame Dacier!
Fuente: Trusted Translations.
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La frecuencia y naturalidad con que conviven las lenguas en internet nos exige habitualmente, aunque no seamos traductores profesionales, operaciones de traducción. Así pues conviene recordar los conceptos básicos de esta práctica. La lengua de la que partimos se suele llamar lengua fuente; la lengua a la que traducimos, lengua meta. Lo ideal es que la lengua meta sea la lengua materna del traductor (traducción directa); la traducción desde nuestra lengua materna a otra se denomina traducción inversa. El término traducciónse reserva para los textos escritos, mientras que la traducción de textos orales se denomina interpretación.
Algunos consejos a la hora de traducir podrían ser:
  1. Ser fieles al original. El traductor no debe decir nada que no esté en el texto original ni omitir algo que aparezca en él.
  2. Construir un texto (frase u oración) que respete las normas y tendencias sintácticas y morfológicas de la lengua meta (lo que implica un buen conocimiento de ellas). Por ejemplo, es habitual que quienes traducen del inglés incluyan muchas más oraciones en voz pasiva de las que habitualmente emplea el español. Algunas son sencillamente incorrectas (las que se forman con verbos intransitivos en español); otras, poco naturales en nuestra lengua, que tiende a la voz activa tanto como el inglés a la pasiva.
  3. Cuidado con los falsos amigos: si en el suplemento de salud de una publicación digital inglesa, francesa o italiana encuentro las formasconstipated (ing.), constipé (fr.) o costipato (it.), tenderé, sin recurrir al diccionario, a pensar que se trata de equivalentes de constipado (esp.). Comprueba, por favor, las correspondencias, y no des por hecho lo que parece evidente.
  4. Atención a los extranjerismos: si en la lengua meta existe ya el equivalente al término de la lengua fuente y su uso está asentado, empléalo (es preferible resumen a abstractcopia de seguridad a back up).
  5. No te obsesiones con los significados literales de las palabras.Normalmente, para decir lo mismo, las lenguas se refieren a la realidad de modo diferente. Hay que trasladar siempre el sentido de las expresiones. Esto se ve muy bien, por ejemplo, con ciertas frases hechas o refranes: la mejor traducción de It´s raining cats and dogs es Llueve a cántaros. El loro o la cotorra con que designamos en español a una persona excesivamente locuaz (hablar como un loro/una cotorra) se transforma en catarata en alemán: wie ein Wasserfall reden (literalmente,como una catarata hablar). Otras veces la diferencia es de matiz: el mentiroso y el cojo del refrán español Antes se coge a un mentiroso que a un cojo se convierten en alemán e italiano en mentira y piernas cortas, respectivamente: al. Lügen haben kurze Beine (literalmente, mentiras tienen cortas piernas); it. Le bugie hanno le gambe corte (literalmente, las mentiras tienen las patas cortas).
  6. Cuidado con los traductores automáticos. En internet hay muchos y su uso es sencillo e intuitivo. Quizá podrían servirnos para una primera aproximación, pero nunca debemos fiar la traducción de una expresión a un traductor automático. He aquí como traducen al español dos traductores automáticos el siguiente titular de una información médica:

Genetic sequencing could help match patients with biomarker-driven cancer trials, treatments

- Resultado 1: «La secuencia genética podría ayudar a aparear los pacientes con los análisis y tratamientos de cáncer sobre la base de biomarcadores».

- Resultado 2: «La secuenciación genética podría ayudar a los pacientes coinciden con los ensayos de biomarcadores impulsada por el cáncer, los tratamientos».

Como se puede apreciar, mientras que el primer traductor comete un error léxico evidente (¿aparear los pacientes?), el segundo construye una secuencia de palabras imposible en español.

- Resultado 3: la propuesta «humana» sería «La secuenciación genética podría ayudar a asociar a los pacientes con ensayos o tratamientos contra el cáncer basados en biomarcadores».

Concluimos con esta máxima del profesor Valentín García Yebra, que sintetiza así la labor del buen traductor:
La regla de oro para toda traducción es, a mi juicio, decir todo lo que dice el original, no decir nada que el original no diga, y decirlo todo con la corrección y naturalidad que permita la lengua a la que se traduce.

REFERENCIAS

Valentín García Yebra, Teoría y práctica de la traducción, 3ª ed. revisada, vol. I, Madrid, Gredos, 1997, p. 45.
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"Los traductores tenemos dos lamentos:
cuando trabajamos bien, nadie lo recuerda,
cuando nos equivocamos, nadie lo olvida”.
Anónimo








Los traductores conocen muy bien este refrán, pero, ¿realmente es así? ¿A los traductores realmente se les da el crédito que se merecen por su trabajo o es nuestro destino entregar una traducción tras otra sin recibir el agradecimiento correspondiente?
Nuestra tarea resulta difícil por varias razones, pero el desafío que subyace en nuestro trabajo es entregar un producto final que no sólo refleje el documento fuente lo más posible, sino que también hay que asegurarse de que el idioma que se utiliza tenga sentido para los nativos de ese idioma. No obstante, cuando los clientes solicitan traducciones, ¿cuántos de ellos realmente comprenden el esfuerzo que implica encontrar el intrincado equilibrio entre estas dos cuestiones?
Además del hecho de que sin traductores nuestro mundo no estaría tan globalizado como ya lo está, muchas personas aún dudan sobre hacer traducir los documentos o no, ya que los traductores tienen la posibilidad de cambiar todo el sentido de una frase al modificar una sola palabra. Salvo que el cliente sea bilingüe tanto en el idioma fuente como en el meta, no hay una confianza completa y total en la capacidad de los traductores para transmitir con precisión el mensaje del documento a otro idioma.
¿Esta es una característica de nuestro trabajo? ¿Qué opinan?
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Dice José Martínez de Souza, en su libro La palabra y su escritura que “Frente a la norma, pero no exactamente en contra, está el uso, el conjunto de realidades descriptivas, que tienen vida propia, pero que no se someten a las normas académicas”. 

Es decir que en las sociedades humanas las personas no siempre hablan o escriben considerando “lo correcto”, sino más bien “lo út
il” para la comunicación que quieren establecer. En la búsqueda de las palabras y las construcciones más útiles, los hablantes cometen transgresiones a las normas lingüísticas, en ocasiones deliberadamente; pero en muchos casos la transgresión obedece a la ignorancia de las reglas.







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Escaparate de un comercio alemán durante las rebajas de enero (Munich, 30/1/2012).

Cuando se escribe una cifra seguida de un símbolo, como el del porcentaje (%), ha de dejarse un espacio de separación entre ambos.
Sin embargo, es muy frecuente encontrar en la prensa ejemplos como «La tasa general de IVA sube al 21% y la tasa reducida al 10%», «Algunos establecimientos ya han lanzado descuentos del 21%» donde lo más adecuado, según la Ortografía de las Academias de las Lengua y el Sistema Internacional de Magnitudes de la ISO, habría sido dejar un espacio de separación entre la cifra y el porcentaje.
Se recuerda además que esta norma se aplica también a otros símbolos, como los de las unidades monetarias (el dólar, $, o el euro, €; por ejemplo) o los de las unidades físicas y matemáticas (como el grado Celsius, °C).
Así, en los ejemplos anteriores hubiera sido preferible escribir «La tasa general de IVA sube al 21 % y la tasa reducida al 10 %» y «Algunos establecimientos ya han lanzado descuentos del 21 %».