Dentro de casi todos los campos hay personas célebres y memorables, admiradas por quienes trabajan en la misma rama. Estos personajes por lo general trascienden su área y son reconocidos mundialmente. Sin embargo, esto no sucede a menudo en la traducción. ¿Por qué ocurre?
Es difícil de contestar la pregunta anterior. Pero, como gremio, tal vez sería un buen momento para rescatar del olvido y recordar a quienes han ayudado a la traducción a ser lo que es, especialmente ahora que se acerca el Día Internacional de la Traducción.
Por ejemplo, Anne Dacier, traductora e intelectual francesa, se puede considerar un pilar de la traducción. Su nombre original fue Anne Le Fèvre Dacier, aunque era conocida como Madame Dacier. Traducía principalmente del griego al francés, y logró, de esta forma, que los escritos de la Grecia antigua llegaran a la población francesa.
Su traducción más notoria fue la que hizo de La ilíada, un acontecimiento en las letras francesas que la elevó a la fama y acercó a Homero a un público francés que lo desconocía. Nueve años después tradujo La odisea. A raíz de estas publicaciones surge una controversia entre ella y Antoine Houdar de la Motte, que finalmente concluye durante una cena en la cual ambos beben a la salud de Homero.
Dacier murió en 1720 en el Louvre, a la edad de 66 años.
Como traductores, es importante volver la mirada al pasado de vez en cuando y evocar a estas figuras importantes de nuestra área de estudio.
Así que, ¡a su salud, Madame Dacier!
Fuente: Trusted Translations.
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