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sweater 300x266 Nuevas prendas de la colección otoño inviernoHoy me gustaría terminar esta serie sobre el léxico relacionado con la moda con un comentario acerca de las prendas que no encontraron lugar en mi post anterior. Como ya vimos, el diseño de la indumentaria se expresa a menudo en términos muy específicos, que no suelen formar parte del con el que trabajan muchos traductores. Además, ese  presenta la dificultad añadida de variar mucho de región en región, por lo que a los ya considerables problemas de traducción se suman los de .
En el post anterior comentamos algunas de las prendas interiores que reciben distintos nombres en las diversas variantes del español. Nos referimos además a diferentes modelos de pantalones cuya denominación está también regida por la procedencia de los hablantes. Hoy, en cambio, me gustaría hacer mención a la que utilizamos en la parte superior del cuerpo, interior o no, que, por supuesto, está sujeta a los mismos cambios lingüísticos. Un caso paradigmático que demuestra la variabilidad de la terminología es el de la prenda que en España se conoce comojersey (pronunciado ), y que en América Latina adopta los diversos nombres de suétersweaterpolerónpulóverchumpa y chomba. Chomba, justamente, es otro término conflictivo, dado que en el Río de la Plata designa a una camiseta de cuello abotonado (lo que la diferencia de la remera), la misma que en España y otros países llaman polo (palabra que, con sus múltiples acepciones, debe estar entre las más polisémicas de la lengua).
En cuanto a las camisetas con cuello bajo, encontramos que, además de las ya mencionadas remeras, también se las puede conocer como polerasfranelas oplayeras según la parte de Latinoamérica en la que uno pregunte. Otras prendas de abrigo para el torso que presentan gran cantidad de variantes regionales son lasudadera (chándalbuzo) y la chaqueta (camperachamarracazadorachupa…). Y si pasamos a las prendas interiores femeninas, entonces entramos en un terreno particularmente abonado a la confusión, puesto que al mismo objeto se destinan las muy distintas denominaciones de sujetadorbrasiersutién, corpiño y sostén (como mínimo).
¿Qué otras prendas de vestir presentan este tipo de problemas? ¿Cómo se las llama en cada caso? ¿Cuáles, entre los nombres propuestos, resultan más “neutrales”, aptos para un uso universal del español?
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Strip

El traductor de Google vuelve a jugarles una mala pasada a los creadores de productos chinos
Los «wire stripper» (pinza pelacables)
de plástico se convierten en «bailarines de streap-tease»...
bonus: «Gran para muchos usos en la home!»
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Hay un truco sencillo y rápido que nos permite saber cuándo se escribeconque junto y cuándo con que separado sin necesidad de entrar en conceptos gramaticales:
Truco: conque se escribe junto cuando se puede sustituir por así que
Hagamos la prueba. Compara (1a) con (1b):
(1a) En esta enfermedad el uso de la voz puede serte funesto. Conquepunto en boca [Benito Pérez Galdón: El doctor Centeno]
(1b) En esta enfermedad el uso de la voz puede serte funesto. Así que punto en boca
¿Funciona? Pues ya está.
Lo mismo nos da que conque aparezca en secuencias interrogativas o exclamativas. Seguirá admitiendo la misma sustitución, como en (2a) frente a (2b) y (3a) frente a (3b):
(2a) ¿Conque tú eres el amante de esa mujer? [Federico García Lorca:Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita]
(2b) ¿Así que tú eres el amante de esa mujer?
(3a) ¡Ajá, conque eso era! [Fernando Vallejo: La Virgen de los sicarios]
(3b) ¡Ajá, así que eso era!
Puedes hacer la prueba con todos los ejemplos que se te ocurran, verás cómo nunca falla.
En todos los demás casos se escribe separado:
(4) A Galván empieza a darle miedo la seguridad con que el librero dice todo aquello [Fernando Fernán Gómez: El viaje a ninguna parte]
(5) Cuando regresó al cuarto se encontró con que la situación había cambiado por completo [Gabriel García Márquez: Noticia de un secuestro]
(6) Cómo la acarició. Con qué ternura la protegió y la condujo cerca de la chimenea [Carlos Fuentes: Cambio de piel]
Es fácil comprobar que el cambio por así que no funciona en los ejemplos (4)-(6). Estas secuencias presentan grandes diferencias gramaticales entre sí y además admiten diferentes sustituciones y pruebas, pero entrar a detallarlas solo nos sirve para complicarnos la vida, conque (= así que) mantengamos simple lo que no hay necesidad de hacer complicado.
El qué del último ejemplo lleva tilde, pero esa es otra cuestión. La tienes resuelta en la entrada que explica cuándo se escribe qué con tilde. Y de momento ya tenemos localizada una falta de ortografía que no hay necesidad de cometer.

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Son frecuentes (pero incorrectas) las construcciones del tipo Se detuvieron a cinco personas. El problema aquí es que se hace concordar al verbo (detener) con el complemento directo (a cinco personas), imponiéndole a aquel el plural de este. Veamos un ejemplo tomado de un diario de tirada nacional al que no creo que haya necesidad de mencionar porque podríamos encontrar casos semejantes en cualquier otro:
(1) Además, [...] se detuvieron a 353 de sus responsables [incorrecto]
Como es sabido, el verbo debe concordar en número con el sujeto. Por eso decimosEl agente detuvo al sospechoso frente a Los agentes detuvieron al sospechoso. En cada caso, el verbo se amolda al número de su sujeto y así debe ser. Sin embargo, lo que tenemos en el ejemplo (1) es una oración impersonal con se que, como su nombre y la lógica indican, carece de sujeto. El sintagma a 353 de sus responsables, con el que se ha forzado una concordancia en plural, no es ni puede ser el sujeto. La preposición a que lo precede basta para descartarlo como tal. En consecuencia, lo que se tendría que escribir es lo siguiente:
(2) Además, se detuvo a 353 de sus responsables [correcto]
La oración impersonal mantiene el verbo en singular con independencia del número del complemento directo. Decir que Se detuvieron a cinco personas viene a ser sintácticamente como decir que El agente detuvieron a cinco personas. Igual que nos choca lo uno nos debería chocar lo otro.
El problema de concordancia se explica por un cruce con otro tipo de construcción de aspecto semejante pero estructura muy diferente, la denominada pasiva refleja, como en Se venden melones, donde melones funciona como sujeto de vender. No siempre es fácil diferenciar una de otra, pero en el caso concreto que nos ocupa, no deberíamos tener mayor problema con tal de que nos fijemos en la preposición a.
Es tan fácil como eso.
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Insistir es un verbo con el que debemos tener cuidado por dos motivos. El primero es de tipo semántico. Insistir lleva dentro una idea de reiteración, de volver a hacer o decir algo. Son, por tanto, redundantes (y debemos evitarlas) expresiones en las que se le añade volver como refuerzo:
(1) Me volvió a insistir en lo de tu madre
(2) Vuelvo a insistir: aquí todo el mundo tiene que poner de su parte
Ejemplos como los anteriores deben quedar simplemente así:
(3) Me insistió en lo de tu madre
(4) Insisto: aquí todo el mundo tiene que poner de su parte
Las oraciones (3) y (4) no solo son preferibles por consideraciones de corrección lingüística y de adecuación estilística. Representan además una expresión más económica que contribuye a una comunicación más efectiva.
Naturalmente, podemos pensar en situaciones en las que insistimos en algo y a continuación volvemos a insistir. En teoría no habría nada que objetar aquí, pero en la práctica no suele ser este el origen de los volver a insistir que tan a menudo encontramos por ahí.
El segundo escollo con el que podemos tropezar es de tipo sintáctico. El verboinsistir rige la preposición en, como podemos comprobar en el ejemplo (3), que repetimos aquí: Me insistió en lo de tu madre. Pues bien, esa preposición se ha de mantener cuando a continuación viene una oración completa introducida por la conjunción que:
(5) Me insistió en que tu madre tenía que venir
Al suprimir esa preposición incurrimos en el denominado queísmo. Para que nos entendamos, la secuencia Me insistió que… es incorrecta y debemos sustituirla porMe insistió en que…
Y por si no ha quedado claro, insisto: cuidado con el verbo insistir.
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Los apodos, motes, alias o sobrenombres que se aplican a una persona tienen el mismo tratamiento ortográfico que un nombre de pila. Se escriben, por tanto, con mayúscula, tanto cuando aparecen acompañando al nombre oficial (1)-(3) como cuando se presentan aislados (4):
(1) Simón Bolívar, el Libertador
(2) Diego el Cigala está trabajando en su nuevo disco
(3) Juan José Moreno, alias el Vaquilla, se hizo famoso por la película que se le dedicó
(4) Mañana actúa el Cigala en Barcelona
El artículo no se considera parte integrante del apodo, por lo que se escribe en minúscula, como se hace en (1)-(4), arriba. Como regla nemotécnica, podemos fijarnos en que esto es lo mismo que ocurre cuando en el habla popular se antepone el artículo a un nombre de pila: escribimos la Paqui o el Manolo, con el artículo en minúscula, y de igual manera debemos escribir la Faraona o el Potro de Vallecas. Cuando dicho artículo coincide con las preposiciones a y de, da lugar a las formas contractas al (5) y del (6), respectivamente. El motivo es el mismo: no forma parte del nombre.
(5) La película Torrente volvió a lanzar a la fama al Fary
(6) La canción más famosa del Puma es “Pavo real”
También se escriben con mayúscula inicial los sobrenombres con los que ciertos personajes han pasado a la historia:
(7) Pedro I el Cruel es también conocido como el Justiciero
(8) Juana la Loca se casó con Felipe el Hermoso
(9) Beda el Venerable fue un destacado intelectual de la Europa medieval
Hay que aclarar que las denominaciones alias, mote, apodo y sobrenombre no son necesariamente sinónimas, pero para el propósito de este breve artículo ortográfico no es necesario entrar en mayores disquisiciones.
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Como regla general, los nombres de platos, recetas y bebidas combinadas se escriben con minúsculas por ser nombres comunes: natillas, ensaladilla rusa, arroz tres delicias, tacos, pisco sauer, horchata, leche merengada, gin tonic, piña colada, etc.
Las complicaciones vienen cuando un nombre propio interviene en la denominación de un plato o un combinado. Aquí se nos pueden presentar dos posibilidades. La primera es que el nombre propio aparezca como parte de la denominación. Mantiene en ese caso, lógicamente, la mayúscula que le corresponde por sí mismo: canelones Rossini, langosta a la Pompadour, tarta Tatin, rosquillas de santa Clara, ensalada César, agua de Valencia.
La segunda posibilidad es que el nombre propio en sí se haya convertido en el nombre de la comida o bebida en cuestión. Se transforma entonces en un nombre común que, como todos, se escribe con minúsculas:
(1) Me he comido un sanjacobo
(2) En esta pastelería hacen unos piononos muy ricos
(3) Me han enseñado a hacer un cóctel que se llama negroni
(4) El lumumba lleva batido de chocolate y brandi
(5) El san francisco es un cóctel sin alcohol
Como se puede ver (1, 2), es frecuente que se produzca la fusión gráfica de expresiones originariamente formadas por dos o más elementos, aunque esto no siempre tiene por qué ser así (5).
El proceso por el que un nombre propio se convierte en común es lo que técnicamente se conoce como deonimización.
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La palabramalpensado, que se aplica a la persona ‘que en los casos dudosos se inclina a pensar mal’, se escribe en una sola palabra. Sin embargo, se pueden leer noticias en las que este término se escribe en dos palabras: «Incluso hay algún mal pensado que va diciendo….», «Personalmente, como soy muy mal pensado, creo que es imposible que la infanta no supiera nada». En todos estos casos lo correcto habría sido escribir malpensado sin separación, al igual que se hace con otras palabras compuestas como malentendido, sintecho, sinvivir, etc. Hay que tener en cuenta, no obstante, que cuando se utiliza pensado como participio del verbo pensar y mal como adverbio, como en «Eso que me has dicho no está mal pensado», han de ir separados.
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 Debe distinguirse entre estar al norte, al sur, al oeste… de algún lugar y estar en el norte, en el sur, en el este… de ese mismo lugar.
Es muy frecuente leer u oír en los medios de comunicación frases como «Se producirán precipitaciones al sur de Galicia», «Atentado en Kirkuk, al norte de Irak» o «El encuentro tuvo lugar en el estado de California, al oeste de EE. UU.».
 Lo que pretendía expresarse era que iba a llover en la zona sur de Galicia, que Kirkuk se halla en la zona norte de Irak y que California está en la costa occidental de los Estados Unidos, pero lo que se dijo realmente fue que llovería en Portugal (que se encuentra al sur de Galicia), que Kirkuk es una ciudad de Turquía (situada al norte de Irak) y que California no se encuentra en Estados Unidos, sino en el Pacífico.
 Cuando se dice que algo se encuentra al norte, al sur, al este… de un lugar lo que se expresa es que está fuera de ese lugar, en la dirección en la que se indica.
 Para expresar adecuadamente lo que pretendía decirse en las noticias debería haberse escrito: «Se producirán precipitaciones en el sur de Galicia»; «Atentado en Kirkuk, en el norte de Iraq»; «El encuentro tuvo lugar en el estado de California, en el oeste de EE. UU.».
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La Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) recuerda, en una nota difundida hoy, que las expresiones "hacer extensivo" y "hacer extensible" tienen distintos significados y por lo tanto no es adecuado usarlas indistintamente.



Redacción Cultura, 17 may.- La Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) recuerda, en una nota difundida hoy, que las expresiones "hacer extensivo" y "hacer extensible" tienen distintos significados y por lo tanto no es adecuado usarlas indistintamente.
"Hacer extensivo" se emplea cuando algo se puede aplicar o comunicar a más personas o cosas de las que en un principio se había previsto, como en las siguientes frases: "El ministro hizo extensiva la invitación a todas las empresas del sector".
En cambio "hacer extensible" significa 'convertir en extensible (estirable, desplegable) algo que antes no se podía extender', es decir, se usa con sentido físico o mecánico, como en: "Decidieron hacer extensibles las vigas que sujetarían la estructura del puente" o "Los ingenieros de Renault trabajan para hacer extensible el chasis del nuevo modelo".
No sería pues adecuado, indica la Fundación del Español Urgente, que trabaja con el asesoramiento de la Real Academia Española, decir "Descalificaron su gestión e hicieron extensible esa crítica a todos los miembros de su equipo"; en este caso lo apropiado hubiera sido "Descalificaron su gestión e hicieron extensiva esa crítica a todos los miembros de su equipo".
La Fundación del Español Urgente (www.fundeu.es), promovida por la Agencia Efe, patrocinada por BBVA y cuyo principal objetivo es el buen uso del español en los medios de comunicación, cuenta con la colaboración, entre otros, del Instituto Cervantes, la Fundación San Millán, Red Eléctrica de España, Gómez-Acebo & Pombo, CEDRO, CELER Soluciones, Hermes Traducciones, Linguaserve y Abengoa.
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¿Cuál es el estado de situación de la traducción literaria en Latinoamérica? Un grupo de reconocidos traductores reflexiona a partir de sus experiencias en un libro revelador.

POR HECTOR PAVON

Cómo llevar el frío que denotan las lenguas escandinavas a la calidez que encierra el español de Latinoamérica? ¿Cómo trasladar la musicalidad de los versos orientales a la de nuestra lengua? ¿Cómo traducir, contra viento y marea, en el contexto latinoamericano, sin perder la esencia ni la magia de origen y además, sobrevivir económicamente en el intento? Alguna respuesta debería surgir de la reflexión en torno de la traducción literaria. Una cuestión que llevó a buscar atajos para seguir difundiendo el panorama de las letras mundiales pero en lengua castellana.
El mapa de la traducción literaria regional presenta diversas espesuras, voces y matices. Hay problemáticas de las más variadas que a veces acercan y a veces alejan a las comunidades profesionales de cada país. La traducción es una actividad donde “pocas veces se pone la lupa”, sostiene Gabriela Adamo compiladora del volumen La traducción literaria en América Latina (Paidós/Typa) y directora de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Y agrega: “Es uno de estos trabajos que cuando están bien hechos no se ven o son transparentes. Y al contrario, hay tanto para ver ahí, te dice tanto de una cultura el lugar del traductor, la forma en la que trabaja, en la que se le encargan los trabajos, en que se le paga, en que se lo reconoce públicamente”.
En definitiva, “eso habla muchísimo de una cultura, de la forma en la que circulan los libros de un lado al otro, de saber por qué leemos lo que leemos en un país”. Esto refiere a un panorama donde la traducción literaria se vuelve un misterioso trabajo fino y exigido.
Adamo presenta en el libro diferentes estados de situación de la traducción literaria en el continente. A través de la fundación Typa se abrió una convocatoria para contactar a traductores investigadores y conocer los temas en los que estaban trabajando y que pudieran realizar un relevamiento de la traducción en cada país. Es un trabajo más empírico que teórico. “Y ahí nos topamos con la primera dificultad – aunque no fue una sorpresa –, que fue constatar que los traductores trabajan muy aislados”, explica Adamo.
El libro aborda casos puntuales de la escena latinoamericana. Anna Gargatagli, en su artículo “Escenas de la traducción en la Argentina”, expresa que siempre se ha sostenido que las traducciones realizadas por el grupo Sur han sido las mejores. Lo sorprendente no es la calidad – subraya la autora – sino que se trata de las primeras traducciones argentinas. Sostiene Gargatagli que esas versiones no sobrevivieron por su calidad o porque la revista Sur las difundiera masivamente sino porque se supone que estaban haciendo algo que no se había hecho antes. Lo que se leía en castellano en nuestro país a lo largo del siglo XIX y principios del XX llegaba desde las editoriales que publicaban en nuestro idioma ubicadas en París, Londres, Leipzig, Berlín o Nueva York. Se importaba porque no había imprentas ni industria que pudiera sostener la demanda de libros incipiente pero creciente. Sobre el español al que se vertía “se trataba de una lengua que no pretendía ocultar que se estaba leyendo una traducción, perfectamente comprensible en cualquier lugar, agradable y, desde luego, sin énfasis nacionales. El carácter intemporal y fronterizo de aquel idioma está íntimamente vinculado a su origen: los traductores eran ilustrados españoles exiliados, frecuentemente furiosos con su país, y latinoamericanos que vivían entonces en Europa”. Ya hacia 1930 el universo de lectores se había diversificado y la industria editorial era autosuficiente y tenía la capacidad de atender demandas que iban desde la más alta cultura hasta la mecánica popular.
La Argentina se transformó en un centro regional de la traducción donde se publicaba toda la literatura relevante del siglo XX: poesía, narrativa, teatro, novela policial clásica, género negro, ciencia ficción. Sin embargo, ese fulgor iba a desaparecer con la última dictadura militar. Explica Gargatagli que a partir de 1976 se trasladaron a España catálogos enteros de las empresas argentinas que iban desapareciendo y “las traducciones nacionales pasaron a ser un inmenso borrador que podía corregirse, plagiarse, editarse, peninsulalizarse y enviarse otra vez a la Argentina, tal como sucedió en los últimos años cuando se llegó al extremo de hacer listas de palabras que los traductores argentinos contratados por la industria peninsular no podían utilizar, o cuando correctores españoles siguieron desargentinizando versiones argentinas que se vendían después en la Argentina”.
Mapas y territorios
El presente encuentra una situación que, sin ser ideal, moviliza el mercado editorial que generó un amplio número de editoriales independientes, diversas actividades y áreas de la traducción literaria entre las que se encuentran la creación del Club de Traductores Literarios, un espacio dentro del Museo del Libro y de la Lengua, al igual que numerosos foros de discusión virtuales y tangibles donde dialogan los profesionales de las letras y las lenguas. Al mismo tiempo se segmentó e incrementó la traducción en poesía, teatro y narrativa en general.
El libro compilado por Adamo también observa otras circunstancias de la traducción en la región. Muchas veces se conjuga el lamento por las épocas de oro de las traducciones con presentes no siempre ideales.
Armando Roa Vidal señala en su artículo “Traduciendo poesía desde Chile”, que su país ha sido un territorio de grandes voces poéticas a partir del siglo XX y donde la traducción literaria, especialmente la poesía, “si bien ha sido parte del trabajo formativo de nuestros poetas más insignes, no ha tenido, hasta hoy, el eco y el apoyo que realmente se merece de parte de editoriales, universidades y de los organismos estatales vinculados a becas y fondos de creación”. El autor señala que esto se debe al lugar que se le asigna al trabajo del traductor como “derivativo, secundario, de tono menor, desentendiéndose de lo que ha sido una fecunda tradición”.
Roa Vidal dice que la traducción es un juego especular, mancomunado. “Al traducir se dialoga y lo que queda en la hoja de papel es eso: el testimonio de un encuentro. No hay recetas ni fórmulas preconcebidas; sólo una cierta voluntad estética para hacer de ese diálogo algo querible, cálido y, por lo tanto, natural y cercano. Al decir esto me refiero a no forzar un lenguaje en pro de un falso concepto de fidelidad. He leído traducciones que se dicen fieles a la letra pero que son aberrantes desde un punto de vista estilístico, sintáctico, fonético y prosódico”.
Finalmente, el especialista chileno concluye que el desafío esencial pendiente es instaurar una cultura de la traducción literaria como desafío creativo, algo que no está instalado en Chile como sí lo está en países como la Argentina o Brasil. Se vive una paradoja: existe una tradición en buena traducción en Chile que hoy no se continúa, según Roa Vial. Y da un ejemplo llamativo. El primer traductor del anglosajón en Latinoamérica, antes que Borges, fue el profesor normalista Orestes Vera que tradujo el clásico Beowulf . El trabajo fue editado en España, muy leído y consultado largamente en Europa, y, sin embargo, el nombre del traductor es ignorado en Chile.
En Colombia la realidad parece ser distinta. Viene de una tradición prolífica desde los tiempos de la colonia. Según Martha Pulido y María Victoria Tipiani en el trabajo “La práctica de la traducción literaria en Colombia desde la década de los noventa hasta hoy”, en la actualidad se traduce desde todas las lenguas occidentales, de forma indirecta de lenguas menos cercanas al español, y ha comenzado un interés propio por traducir e indagar en las lenguas indígenas.
Las autoras señalan que la traducción ocupa espacios de importancia en los ámbitos profesionales, institucionales y de creación artística y en la gran cantidad de festivales de poesía y narrativa que movilizan los motores de la traducción.
En “La literatura y sus fronteras”, Florencia Garramuño comienza con una interesante y provocativa calificación de la situación: “La traducción literaria se ha instalado como un problema en la agenda cultural y académica de un modo novedoso desde hace algunos años”. Y puntualiza: “Lo que hoy está en discusión en la traducción es algo que parece bastante diferente a las preocupaciones lingüísticas o filológicas que inquietaron a los humanistas del pasado. Digamos rápidamente que se trata de un cambio, por lo pronto, en transformación y al que estamos asistiendo desde, por lo menos, una década atrás”. El texto de Garramuño aborda la cuestión del ida y vuelta entre las lenguas española y brasileña.
Y no casualmente la autora de este artículo trae a cuento otra problemática que atraviesa el mundo de la traducción literaria regional: ¿A qué español o castellano se traduce? Si se comparan traducciones hechas en España con las realizadas en la Argentina se sabe cuál es la respuesta. Y de aquí surge otra pregunta: “¿Cómo traducir el argentino sin que el texto parezca escrito en argentino? O queremos que se lea como si hubiera sido escrito en argentino?” y responde: “Creo que la traducción debería ser la construcción de un lenguaje comprensible que, sin ripios ni incorrecciones, no debería, sin embargo, borrar la diferencia entre el texto a traducir y sus lectores en la nueva lengua, debería ser más bien, la búsqueda que el texto en la otra lengua trae”.
En el bello artículo de Anna Kazumi Stahl titulado “Lecturas posibles del Japón”, la escritora se refiere a la recepción que ha tenido la literatura japonesa tanto en sus primeras traducciones vertidas desde el inglés o el francés. Esos libros japoneses, luego llegaron desde España trasladados al español castizo y finalmente se inauguró la etapa de la traducción local y el ejemplo más definido es el de la compleja Una novela real de Minae Mizumura traducido por la argentina Mónica Kogiso. “La literatura japonesa en traducción tiene una buena presencia en América Latina, con notorio crecimiento en los últimos años”, dice Kazumi Stahl.
El paisaje promete más y mejores obras traducidas a nuestro español. Concluye Florencia Garramuño: “La traducción puede ser un instrumento para la comunicación de singularidades, la oposición a la ola homogeneizadora de la globalización, la búsqueda de una nueva epistemología; un instrumento débilmente utópico sobre el cual puede basarse una crítica cultural y económica de la globalización”.
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Aquí les dejamos un par de links muy útiles de glosarios y diccionarios de diversos temas. Estos son solo algunos ejemplos. Si quieren compartir algunos más, no duden en hacerlo.










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Se escriben con minúscula los nombres de disciplinas científicas y campos del saber (entendidos en un sentido amplio):
(1) Los informáticos tendrán que aprender de medicina, biología yquímica [La Nación (Costa Rica), acceso: 17-5-2012]
(2) Este año se incorpora el área de salud a las tradicionales sociales, educación, ciencia, tecnología y lingüística [Diario Vasco (España), acceso: 17-5-2012]
Únicamente adoptan la mayúscula en denominaciones de asignaturas, cursos, titulaciones, instituciones, etc. de las que puedan formar parte, pero eso es otro problema.
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clothes 106x300 Colección otoño invierno de léxico textilHace algunas semanas publiqué en este mismo blog unaentrada sobre el  de la vestimenta. En esta se comentaban distintos tipos de prendas, cortes, telas y estampados que, por unas razones u otras, se conocen en muchos países hispanoparlantes por sus nombres extranjeros. Hoy, en cambio, me gustaría revisar aquellas palabras relacionadas con la que implican, para el traductor, un desafío a la hora de la. Mi propia experiencia en traducción me permite establecer una comparación entre los usos del español rioplatense y el de la península ibérica, por lo que apelo nuevamente a los lectores del blog para completar esta entrada desde los comentarios.
El primer ejemplo que me viene a la cabeza es el del imperdible, que en algunas partes de Latinoamérica podría entenderse como esa prenda que hay que tener (el famoso must have), y que, en cambio, en España no es más que un modesto (pero imprescindible) alfiler de gancho. En cualquier caso, es bueno tener uno a mano por si se rompe la cremallera, el cierre dentado de la bragueta de los pantalones que en algunas zonas llaman cierre relámpago. Hablando de pantalones: ¿alguien sabe cuál es la diferencia entre los de pitillo y los chupines? ¿Cuáles son los oxford y cuáles los pata de elefante? ¿Cómo distinguir entre el pantalón pirata y el capri? Efectivamente, la diferencia principal en todos estos casos es de localización.
Si entramos en el terreno más pudoroso de las prendas interiores, con todo el despliegue de sinónimos que pueden darse dentro de una misma región, entonces ya la multiplicación de nombres garantiza la confusión. En este apartado aparecencalzoncilloscalzones,  boxers, gayumbos, slips, bombachasculottes, bragas, tangas (con el artículo masculino “el” o con el femenino “la”) y demás. Y, si nos vamos un poco más lejos, encontramos también pantis y hasta chones. Se trata, desde luego, de un área sumamente rica en .
Como vimos, el léxico relacionado con la moda es muy amplio y cambia mucho de región a región. En una entrada próxima repasaremos los nombres de prendas de la parte superior del cuerpo, que también abundan y varían mucho.
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A saber...

Se escriben con minúscula los nombres de monedas, como, por ejemplo, euro, peso, real, quetzal, guaraní, sol, dólar, florín, libra esterlina, corona, etc.
Esto incluye aquellas denominaciones que están basadas en nombres propios, como el colón o el bolívar.
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la traduccion eterna 300x209 La traducción eternaNos gustaría creer que después de acabar una  no pensaremos más en ella. Sin embargo, sabemos que este no es el caso. En muy pocos momentos queda un traductor satisfecho con su trabajo. Como Sísifo, estamos condenados a empujar esa piedra que es el lenguaje cuesta arriba, una y otra vez.
Al traducir, siempre se encontrará alguna forma de mejorar el texto, siempre se podrá retocar, siempre se podrá decir de otra manera. Elegimos palabras y formulamos oraciones sabiendo de antemano que existen otras opciones. Además, dado que el  no es estático, se debe volver a traducir lo ya traducido porque, como los humanos, las traducciones envejecen y piden que cada cierto tiempo se las renueve.
Por ejemplo, si tomamos el inicio de Ricardo III, de Shakespeare, podemos observar las diferencias que ocurren entre una traducción y otra. Luis Astrana Marín publicó en 1951 la siguiente traducción: “Ya el invierno de nuestra desventura se ha transformado en un glorioso estío por este sol de York, y todas las nubes que pesaban sobre nuestra casa yacen sepultas en las hondas entrañas del Océano”. Por otro lado, Pedro Mairal lo tradujo de esta forma (y como poema): “Ahora ya el invierno de nuestra mala suerte/Se convirtió en verano por este sol de York/Y toda la tormenta que amenazó la casa/Se hundió en la entraña oscura del océano”. Y, como último ejemplo (aunque hay una gran cantidad de versiones), Andrés Bello dice: “Ya el invierno de nuestra desgracia se ha convertido en un glorioso estío por este sol de York, y todas las nubes que pesaban sobre nuestra casa yacen sepultas en las hondas entrañas del mar”.
La traducción invita a un trabajo eterno; no obstante, aunque puede parecer algo abrumador, no lo es. Es, en cambio, una celebración infinita del lenguaje, un constante rehacer del mundo y de la lengua propia.
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Los nombres de los vientos se escriben siempre con minúscula. Mencionaremos aquí solamente unos pocos: cierzo, tramontana, alisios, siroco, levante, mistral, nortenado, pampero.
La minúscula se mantiene incluso en denominaciones que están formadas sobre nombres propios. Por ejemplo, hay un viento que se llama céfiro. Este nombre está tomado de la mitología griega, en la que existía un dios, Céfiro, que personificaba el viento del oeste. En este caso, cuando escribamos la palabra con minúscula, sabremos que nos estamos refiriendo al viento, mientras que cuando lo hagamos con mayúscula estaremos nombrando al dios en cuestión.
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fansubs 252x300 La traducción de series: aficionados y profesionalesLa difusión masiva de contenidos culturales y de entretenimiento en  generó en los últimos años la explosión del fenómeno  de la traducción no profesional. En el contexto de la red, la actividad consiste principalmente en la traducción amateur de series de televisión, películas, y cómics para su posterior publicación en línea. Se trata de un proceso que, por regla general, viola los derechos de la propiedad intelectual que amparan a las obras literarias, gráficas y audiovisuales en todo el mundo, por lo cual implica una serie de discusiones del orden ético y legal en las que no me detendré en esta ocasión.
Por supuesto, la historia de quienes traducen sin recibir ninguna remuneración económica no comienza con la invención de la web, sino que se desarrolla de manera paralela a la de la . Sin embargo, resulta evidente que el número de personas que adoptan este tipo de actividad como pasatiempo aumentó de manera exponencial con las posibilidades que ofrecen el intercambio de archivos entre usuarios y los portales gratuitos de distribución y descarga de video. Al no tratarse de una industria profesional y regulada, el crecimiento vertiginoso en el número de aficionados involucró necesariamente una importante disminución en la calidad del producto final medio.
¿Cuál es la causa, entonces, por la que un producto defectuoso como este se vuelve relevante para el consumidor? Es claro que la primera razón, en este caso, es la gratuidad. Pero, además, hay que tener en cuenta que el  desarrollo de las plataformas de intercambio y difusión de material pirateado significó el acceso inmediato, para los usuarios en todo el mundo, a las novedades cinematográficas y televisivas del momento. El medio tecnológico de transmisión del material audiovisual pirata se volvió mucho más veloz que los medios comerciales de distribución oficial: una serie que se emite a las 21:00 en los Estados Unidos estará subida ilegalmente a internet, y disponible para todo el mundo, durante la misma madrugada. La emisión oficial de esa serie por parte de las cadenas locales de cada región, sin embargo, puede demorarse muchos meses. Esta diferencia entre la inmediatez del producto pirateado y el atraso del oficial es la que lleva a muchos aficionados a elaborar traducciones propias, no autorizadas, de sus productos favoritos. Cuando se trata de películas y, especialmente, de series  televisión, estas adoptan la forma de fansubs, los subtítulos realizados por aficionados.
Llegados a este punto, se vuelve necesario hacer la siguiente aclaración: los fansubsson la peor pesadilla de un profesional de la traducción. La diferencia que existe entre una traducción amateur y la de un profesional resulta inmediatamente evidente, como cualquiera puede comprobar. Mientras que Trusted Translationsgarantiza la calidad de sus traducciones gracias al proceso de los tres pasos(traducción, edición y revisión), las versiones producidas por aficionados suelen estar llenas de erratas, plagadas de errores y horrores ortográficos e invalidadas por los más grotescos fallos en la comprensión del material original. Cualquiera que les dedique alguna atención (y a menudo resulta inevitable hacerlo), corre el riesgo de perderse la trama del policial que debería atraparlo, o de confundir a los amantes de esa comedia romántica que tanto le estaba gustando. Parece claro que un espectador que no entiende el uso de  la expresión inglesa “I’ll take a rain check” para declinar informalmente una invitación no comprenderá tampoco su traducción como “tomaré una comprobación de lluvia”. ¿Cómo explicar entonces el auge de este deficiente fenómeno de internet? Digamos que su explicación forma parte de los grandes misterios de internet. Y de la traducción.
¿Se les ocurren más ejemplos de fansubs involuntariamente cómicos?