Los nombres de los vientos se escriben siempre con minúscula. Mencionaremos aquí solamente unos pocos: cierzo, tramontana, alisios, siroco, levante, mistral, nortenado, pampero.
La minúscula se mantiene incluso en denominaciones que están formadas sobre nombres propios. Por ejemplo, hay un viento que se llama céfiro. Este nombre está tomado de la mitología griega, en la que existía un dios, Céfiro, que personificaba el viento del oeste. En este caso, cuando escribamos la palabra con minúscula, sabremos que nos estamos refiriendo al viento, mientras que cuando lo hagamos con mayúscula estaremos nombrando al dios en cuestión.
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