Todos sabemos que un traductor profesional debe ser también un excelente escritor dado que es el encargado de que el texto final sea fácil de leer y, además, de mantener las mismas ideas que el texto fuente intenta transmitir.
Podríamos, de hecho, dividir el proceso de traducción en diferentes etapas: la comprensión y asimilación del texto o el sentido que quiere connotar, para esto el traductor deberá entender el texto en profundidad y abstraerse de las palabras para darle más sentido a los pensamientos del autor original. Una vez logrado esto, el texto debe ser reinterpretado y adaptado al idioma meta.
Podríamos, de hecho, dividir el proceso de traducción en diferentes etapas: la comprensión y asimilación del texto o el sentido que quiere connotar, para esto el traductor deberá entender el texto en profundidad y abstraerse de las palabras para darle más sentido a los pensamientos del autor original. Una vez logrado esto, el texto debe ser reinterpretado y adaptado al idioma meta.
Algunos traductores prefieren especializarse en textos que traten áreas más técnicas por la dificultad que presentan al momento de transmitir mensajes o metáforas y el uso de otros recursos estilísticos que aparecen constantemente en las traducciones literarias. La traducción literaria difiere mucho de la traducción técnica que se basa especialmente manuales, instrucciones, informes, entre otros, que generalmente tienen como meta un público especializado que se limita a este tipo de texto en particular. Por eso, es sumamente importante que el uso de vocabulario sea el adecuado, sin importar tanto la estética y estilo del texto. La traducción de textos técnicos exige a menudo que el traductor cuente con conocimientos específicos de un particular dominio.
En cambio, en la traducción de textos literarios, como novelas o poemas, es necesario que el traductor tenga más habilidades estilísticas, conocimientos culturales y que sea, por demás, creativo e imaginativo. Los grandes traductores, independientemente del idioma al que traduzcan, han de seguir una formación muy exigente, como ser estudios literarios y universitarios especializados en su idioma materno y/o en aquellos idiomas al que traducen.
En cambio, en la traducción de textos literarios, como novelas o poemas, es necesario que el traductor tenga más habilidades estilísticas, conocimientos culturales y que sea, por demás, creativo e imaginativo. Los grandes traductores, independientemente del idioma al que traduzcan, han de seguir una formación muy exigente, como ser estudios literarios y universitarios especializados en su idioma materno y/o en aquellos idiomas al que traducen.
Es por esto, que una vez formados como traductores profesionales, es muy importante que sepamos elegir en qué tipo de traducciones vamos a especializarnos (literarias, legales, técnicas, etc.) con el objeto de sentirnos siempre cómodos y a gusto con nuestra entrega final. ¡A probar!
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